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Luego de dos años, en el 2015, regresamos, es el 2016 y el 2000 era parte del futuro.
Cuando escucho su canción, me imagino y supongo, que en la mente y el corazón de Don Nacho Cárdenas, el aire fresco y el descanso, siempre es bajo la sombra de los árboles de Pirul, los de su tierra, su lugar de origen, el municipio de Ocampo, aquí en el Estado de Coahuila. Y será entonces por ese motivo que compuso la canción a la que dió el nombre, que escogí precisamente como titulo de entrada; la misma que en su momento fue interpretada y grabada por el reconocido trovador Oscar Chaves.
Don Nacho Cárdenas, además de ser un músico intérprete y compositor, es un mecenas de la música tradicional del norte del país, apoyando la conservación, e incluso rescatando la cultura que en verdad nos enriquece, como lo es la música nuestra, tan valiosa y tan menospreciada por la mayoría de la población.
Hay que poner cada uno nuestro granito de arena y apoyar a nuestra manera la buena cultura nacional.
Con imágenes de Ocampo, Coahuila, te dejo lector, la canción de Don Nacho Cárdenas Árboles de Pirul.
En tiempos de la Cantera Café, no hace mucho, conocí brevemente a Torín, (Héctor José Valdez), quien apoyó la causa de esos días, que consistía además de mantener vivo el Café, en un modesto pero nunca antes visto Festival de Trova, que se realizó en el foro de la plaza Zapopan, a un costado del Café en mención; y junto a otros músicos aquella tarde y noche, Torín presentó su espectáculo en el que ejecuta distintos instrumentos, los cuales logra que se escuchen juntos en un segundo momento mediante una grabación. El monclovense en aquel entonces dió a conocer a los presentes las canciones de su disco Kon100cia, siendo la primera canción de éste, la titulada “Vida origen”, en la cual utiliza instrumentos prehispánicos, guitarra electro acústica y eléctrica, entre otras cosas, dándole a la misma una atmosfera mística, mágica y ancestral.
Estrella mundial del Rock and roll y reconocido pacifista, era John Winston Ono Lennon, cuando murió en el trayecto a su casa, (Te hubieras quedado mejor en el Reino Unido, en Londres o Liverpool, pensarán muchos), un desquiciado le quita la vida a tiros, un asesino del cual conozco el nombre, pero lo omito, por ser innecesario darle importancia a un idiota cualquiera.
Total, así es la vida en sus extremos, la grandeza y la mediocridad, el reconocimiento y el anonimato, el amor a la humanidad y el desprecio a ella, el arquitecto de un destino y su ladrón. Más hay un punto en que ambos extremos coinciden lamentablemente: la fragilidad de la vida misma.
Fue un día ocho de diciembre de 1980 en el que John Lennon se encontró después de volver de un paseo, con un fulano demente y su pistola. El ex Beatle, para entonces, parece lo había alcanzado todo, pero tal vez de haber sido diferente, hubiera dado a este mundo mucho más de lo que dio, ya fuera con su música o con su actividad política en pro de la paz, pero para nuestra desgracia no solo hay hombres que dan, también hay los que quitan… la vida de un hombre por ejemplo, su presente, su futuro, y el sueño de todos los seguidores que aguardaban por más, otra canción, otro mensaje.
Siempre puedes conocer mejor a una persona cuando escuchas lo que tiene que decir, en el caso de quien tiene por lenguaje la música, escuchando una canción. Es ésta sin lugar a dudas la mejor forma de conocer a Isaac Fernando Cárdenas, canta autor, de Lerdo Durango, a quien conocí por la amistad en común que tenemos con Beto Godoy, y fue precisamente ese medio por el que me hiso llegar una hermosa canción titulada "Encontré", a la cual, con las primitivas herramientas con las que cuento, le puse algunas imágenes a manera de video.
Es un honor trabajar con el material original del talento del norte, a Isaac, las gracias por compartir su música; en mi opinión "Encontré", cuenta con una bella melodía, una letra sencilla pero profunda, que en conjunto transmiten un mensaje de comunión espiritual, el encuentro del hombre, el alma y cuerpo que se funden con el universo.
Hijas de los dioses griegos, las musas en la memoria, la reflexión y la música, nos inspiran a que a partir de nuestro asombro, y a manera de un espejo truqueado, devolvamos al mundo lo que recibimos de él, haciendo de todo lo que nos rodea algo personal, ya que en el proceso, nuestro organismo distorsiona lo percibido, y devolvemos una definición, una imagen distinta o un sonido diferente. Porque todos los elementos en la naturaleza están dispuestos de una forma única, que difícilmente podemos igualar; en cambio si podemos tomar esos elementos, pasarlos por el filtro de nuestra conciencia, reacomodarlos, fundirlos, disminuir o aumentarles la intensidad, etc. Para poder darle a nuestros sentidos, un universo renovado a voluntad.
Trabajar con un material y hacerlo propio es innovar, ¿cuál es tu musa?, quizás la encuentres en tus inquietudes, en las emociones más intensas o en lo más sencillo de la vida, solo hace falta un sueño y materiales para transformar.
En un domingo 6 de diciembre del 2009, recuerdo y escribo con bastante pobreza y mucha admiración, sobre el más grande de los poetas Coahuilenses, quien en el año de 1873, en ésta misma fecha, estando en su habitación; la número 13 de la escuela de medicina, decidiera quitarse la vida empleando para ello cianuro de potasio. Tanta pena me provoca su inoportuna partida, como atracción su tragedia, con sus legendarias lagrimas después de fallecido: "Como deben llevar en la ultima hora los inmóviles parpados de un muerto," y pensando en los posibles motivos para que nuestro poeta llegara al suicidio, cuestionamiento que supongo se haría cualquiera, creo no me bastan las consideraciones del amor en el nocturno a Rosario, por la que de ser un fuerte motivo se hubieran matado otros cuantos, poetas de la talla de José de Martí, por ejemplo; ni tampoco la pobreza que sufría el saltillense, que es un factor que lamentablemente deprime a muchos y a cualquiera. Considero razones con más peso, las de una existencia exaltada por los apetitos del alma, inmortalidad del amor, el pensamiento y la palabra, éste hombre no temía a lo que acostumbramos temer los demás… la muerte, se desprendió de su vida como quien está seguro de la continuidad que tienen en el universo todas las cosas; y hoy, a ciento treinta y seis años de su muerte, Manuel Acuña cabalga el tiempo en un mismo instante, porque dejo de ser hombre y se volvió sueño, flores, aves, en resumen: una estrella en el firmamento de los inmortales.
ANTE UN CADAVER
¡Y bien! aqui estás ya... sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.
Aqui donde la rígida experiencia
viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.
Aquí donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.
Aquí donde la fábula enmudece
y la voz de los hechos se levanta
y la superstición se desvanece.
Aquí donde la ciencia se adelanta
a leer la solución de ese problema
cuyo sólo enunciado nos espanta.
Ella que tiene la razón por lema
y que en tus labios escuchar ansía
la augusta voz de la verdad suprema.
Aquí está ya... tras de la lucha impía
en que romper al cabo conseguiste
la cárcel que al dolor te retenía.
La luz de tus pupilas ya no existe,
tu máquina vital descansa inerte
y a cumplir con su objeto se resiste.
¡Miseria y nada mas! dirán al verte
los que creen que el imperio de la vida
acaba donde empieza el de la muerte.
Y suponiendo tu misión cumplida
se acercarán a ti, y en su mirada
te mandarán la eterna despedida.
Pero, ¡no!... tu misión no está acabada,
que ni es la nada el punto en que nacemos
ni el punto en que morimos es la nada.
Círculo es la existencia, y mal hacemos
cuando al querer medirla le asignamos
la cuna y el sepulcro por extremos.
La madre es sólo el molde en que tomamos
nuestra forma, la forma pasajera
con que la ingrata vida atravesamos.
Pero ni es esa forma la primera
que nuestro ser reviste, ni tampoco
será su última forma cuando muera.
Tú sin aliento ya, dentro de poco
volverás a la tierra y a su seno
que es de la vida universal el foco.
Y allí, a la vida en apariencia ajeno,
el poder de la lluvia y del verano
fecundará de gérmenes tu cieno.
Y al ascender de la raíz al grano,
irás del vergel a ser testigo
en el laboratorio soberano;
Tal vez, para volver cambiado en trigo
al triste hogar donde la triste esposa
sin encontrar un pan sueña contigo.
En tanto que las grietas de tu fosa
verán alzarse de su fondo abierto
la larva convertida en mariposa;
Que en los ensayos de su vuelo incierto
irá al lecho infeliz de tus amores
a llevarle tus ósculos de muerto.
Y en medio de esos cambios interiores
tu cráneo lleno de una nueva vida,
en vez de pensamientos dará flores,
en cuyo cáliz brillará escondida
la lágrima tal vez con que tu amada
acompañó el adiós de tu partida.
La tumba es el final de la jornada,
porque en la tumba es donde queda muerta
la llama en nuestro espíritu encerrada.
Pero en esa mansión a cuya puerta
se extingue nuestro aliento, hay otro aliento
que de nuevo a la vida nos despierta.
Allí acaban la fuerza y el talento,
allí acaban los goces y los males
allí acaban la fe y el sentimiento.
Allí acaban los lazos terrenales,
y mezclados el sabio y el idiota
se hunden en la región de los iguales.
Pero allí donde el ánimo se agota
y perece la máquina, alli mismo
el ser que muere es otro ser que brota.
El poderoso y fecundante abismo
del antiguo organismo se apodera
y forma y hace de él otro organismo.
Abandona a la historia justiciera
un nombre sin cuidarse, indiferente,
de que ese nombre se eternice o muera.
El recoge la masa únicamente,
y cambiando las formas y el objeto
se encarga de que viva eternamente;
La tumba sólo guarda un esqueleto
mas la vida en su bóveda mortuoria
prosigue alimentándose en secreto.
Que al fin de esta existencia transitoria
a la que tanto nuestro afán se adhiere,
la materia, inmortal como la gloria,
cambia de formas; pero nunca muere.