La Cantera

Algunos días atrás, en un cruce de la Zona Centro me pareció verlo, esperando el rojo para realizar su perfonmance, tuve que seguir el camino y no supe de manera cierta si se trataba del mismo, o era alguien muy parecido, total, de lo que he podido conseguir de su trabajo artistico, te dejó una rolita del album KON100CIA, canción que va dedicada a una de las cosas más feas de la fe y la iglesia, el billete que hay de por medio para todo, para la comunión, para el bautizo, para la salvación. 

El monumento a Juárez, más conocido como "Los Cuatro Picos", es un icono de la ciudad recientemente reubicado y pintado de azul, ¿qué tiene que ver el heroe nacional con ese color?, la masonería tal vez, pero ese no es el punto, lo relevante es que luce muy bien cerca del puente Calicanto, que es la entrada al Sector Oriente, y que junto con otros monumentos le viene a dar un nuevo rostro a la ciudad, la escultura de más de 12 metros, creada en los 70's, que hace alusión a los cuatro puntos cárdinales, es una de las cosas que podemos presumir en la Capital del Acero, al igual que la renovada fuente de las Garzas, ubicada en la plaza donde está el monumento a los Mineros, lugar en donde con cerca de 40 grados, y hasta más, por la noche las familias se entretienen con su bello colorido y su refrescante brisa. 

De niño nunca supe bien de que se trataba, pero dicían que por la noche se aparecía, no hablo de la mano peluda golpeandome la ventana, como tampoco de la que mece la cuna, me refiero a la Mano Pachona, la cual tampoco sé, ni supe, si estaba inchada, o si era como la de los Locos Adams, o cómo estaba realmente la cosa, hasta que escuché el corrido del Cotles, de esta leyenda del norte que sigue bastante confusa, de la que todos saben todo y a la vez no saben nada. 

En una tierra árida e industrializada, la perspectiva de encontrar belleza en el paisaje de una ciudad donde por todos lados cuelgan cables y el pavimento desquebrajado arde, es posible si te fijas bien, si enfocas como con una cámara, encontrar imágenes para presumir y decirle a tus amigos que vengan y conozcan el rancho, en Monclova hay cosas que valen la pena, no es para nada una metrópoli, ni mucho menos una ciudad cosmopolita, pero entre la innumerable cantidad de poblados que hay en el Estado, y que decir en el país, son pocos los que cuentan con un zoológico, dos enormes parques, varios museos, recientemente varios bellos monumentos a nuestros héroes, y una pocas construcciones antiguas que pese a la poca cultura de conservación ahí tan para llenarlos el ojo y despertar la imaginación con toda su historia, me refiero a las antiguas iglesias, Santiago Apóstol, la Ermita (Nuestra Señora de Zapopan), San Francisco de Asís, y a los actuales museos, El polvorín y el Coahuila y Texas.

A lo largo de los años el zoológico ha ido creciendo poco a poco, no solamente en cuestión de vecinos en relación a la población que con el crecimiento no planeado ha alcanzado las inmediaciones del complejo para los animales, sino que cada vez luce mejor, con nuevas instalaciones para las criaturas salvajes, incluyendo un observatorio en la cima, que la mayoría ignora que existe, leones, tigres, lobos, osos, y muchas otras especies habitan en él, y es una gran experiencia conocer a esos maravillosos animales.

Si hablamos de los parques Xochipilli, llamados así por el Príncipe de las

Por la noche, cuando los museos ya están cerrados, una nueva perspectiva sobre los monumentos y edificios nace con  luz artificial,, en plazas y rotondas, animando la ciudad de una manera que no se había visto en muchos años, a pesar de la vida nocturna que siempre ha caracterizado a la que una vez fue la capital del Estado, incluyendo Texas cuando nos pertenecía, tal vez sea por el calor que preferimos la noche al día. 

Las cosas hay que hacerlas por gusto, pero no porque nos guste significa que vaya a ser fácil el camino, hay que abrirnos paso poco a poco, con ayuda o solos, no importa si al final de cuentas alcanzamos o no la meta, el merito está en vivir la aventura, nuestra tragedia, ponerle sabor a la vida, a esa maravilla que nada más es una. Hay quien lo hace por ejemplo; con música, un ejemplo de ello, valga la redundancia es... Ya Verás, la capturé buscando señales de radio.